Frases: El Amor es más fuerte, siempre es más fuerte, y es lo único que la muerte jamás podrá eclipsar

Fuente Imagen: Google.

La niñez es la más hermosa de las etapas, está llena de inocencia, de risas y de juegos que nos hacen creer que vivimos en un “mundo perfecto” donde todo siempre está bien, donde nuestros padres son aquellos “súper héroes” que lo resuelven todo, que tienen todo bajo control.

Hay muchas cosas que nos marcan en esa etapa de vida, para algunos nuestros primos son parte fundamental de ese proceso de crecimiento porque junto a ellos vivimos tantas cosas, aprendimos tantas cosas, y muchas veces nos reímos a carcajadas.

Puedo decir que mi niñez fue hermosa, y fue hermosa gracias a los juegos, a las risas y a la compañía de mi familia. No tuvimos juguetes tecnológicos, pero fuimos felices porque usábamos nuestra imaginación para crear lugares, espacios y juguetes que sólo estaban en nuestras mentes.

Fue una etapa hermosa, sí lo fue, porque pude compartir con mis primos, y recuerdo muy especialmente a mis primas quienes en su mayoría eran más grandes que yo. Ellas eran a mis ojos las chicas más especiales del mundo, yo quería ser como ellas, tan geniales como ellas. Eran como “súper heroínas” en versión pequeña (y no tan pequeña).

Hoy me toca recordar a una de mis primas, esa a quien cariñosamente le decíamos: “La nena”. Esa prima de cabello largo y ondulado, un cabello hermoso, mirada viva y labios sonrientes. Con ella tengo dos recuerdos de niñez que me marcaron para toda la vida, el primer recuerdo es cuando fui con ella y sus compañeros de clases a comer hamburguesas, y ese mismo día comimos helado… ¡Dos cosas ricas en un mismo día! ¡Fui tan feliz! Y el segundo recuerdo en casa, ella montaba una bicicleta prestada y yo quería pasear en ella, me invitó a subir y me paseó, pero aquel no era cualquier paso… ¡Era un paseo a toda velocidad! ¡Aquella parecía la bicicleta más veloz del mundo! ¡Guaoo! No crean, yo estaba atemorizada por “tanta” velocidad y, al mismo tiempo, yo la admiraba porque me decía: “¡Guaoo! ¡¿Cómo puede correr tan rápido sin que le dé miedo?!”. Qué hermosa es la inocencia de los niños.

Si tuviera que describir a “La nena” yo diría que fue una mujer valiente, una mujer llena de vida que luchó por quedarse físicamente tanto como pudo. Se vio muy mal, pero sin miedo le peleó a la muerte y le ganó. Sólo se fue cuando ella dijo que quería irse. En mi inocencia de niña yo había pensado que ella era capaz de realizar cosas sin miedo, y así fue hasta el final de su vida.

A todos nos gustaría que nuestros seres amados fueran eternos, físicamente hablando, pero el ciclo de la vida tiene un desenlace para que pueda dar paso a una transformación, a un nuevo inicio. Y en este nuevo inicio, de esta vida espiritual que ahora comienzas, espero que logres avanzar y desde donde estés puedas seguir apoyando a tus hijos.

Querida prima, anhelo con todo mi corazón que tu gran amor pueda reconfortar a los corazones embargados por el dolor de tu partida, que ese amor les recuerde a tus hijos que aunque no te vean, en verdad no te has ido. Que aunque no te vean, en verdad estás allí.

Que Dios te bendiga y que también nos bendiga a nosotros.

El Amor es más fuerte, siempre es más fuerte, y es lo único que la muerte jamás podrá eclipsar.

Waldylei

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