Cuando uno es escritor o escritora digital, por lo general, quienes lo reconocen así son sus lectores también digitales. Es decir, si escribes sólo para ser leído en internet, como en mi caso, quienes te reconocen son lectores que conoces también a través de Internet.
En vista de esta realidad, lo que menos espero es que alguien “en la vida real” (fuera de Internet) me reconozca como una escritora, que no sean mis amigos o familiares. Pues les voy a contar una anécdota, es una vivencia que tuve hace unos pocos meses atrás y que definitivamente me sorprendió mucho.
Recuerdo que esa tarde estaba en la sala, en casa de mi abuela, y tenía un libro que estaba leyendo. Estaba muy concentrada en mi lectura, cuando siento que me llaman por la ventana. Subo mi mirada y la dirijo hacia afuera, allí estaba de pie una persona que hacia poco tiempo había llegado de visita, un viejo conocido de unos familiares. Yo no conocía a esta persona, o no la reconocía porque me dijeron que él visitó frecuentemente la casa muchos años antes, por tanto, él me conoció cuando aún era una niña.
Atrajo mi atención la manera en cómo me llamó, porque me di cuenta que se le dificultaba decir mi nombre. Me quedé mirándolo y me pregunta: “¿Desde cuándo no escribes?”. Me tomó “fuera de base” (del argot del beisbol, desprevenida), y me extrañó mucho que una persona fuera de internet, y que yo no conocía, supiera de mis textos. Titubeé un poco, y le respondí: “Hace poco escribí algo...”. Inmediatamente le pregunté: “¿Has leído algo mío?”. Me respondió que sí, y luego me dijo: “Tú eres famosa en Internet... ¿Es que no te has buscado? Tú apareces en Internet...”. Yo no sabía qué decirle, realmente me tomó desprevenida. Luego me dio a entender que él había escuchado mi nombre antes, cuando descubrió que escribía, y que desde ese instante había asociado a esa escritora con la familia Yépez que él conocía. Luego se despidió de mí y se fue.
Realmente nunca pensé que pudiera vivir algo como eso. Repito: como escritora digital sólo espero que los lectores digitales me reconozcan, mas no que lo hagan fuera de internet. Sin embargo, la vida me ha demostrado que, efectivamente, fuera de internet se me reconoce como escritora y me sentí muy feliz en ese instante.
Yo creo que la moraleja de esta anécdota es: que no debemos subestimar el poder del Internet como la herramienta para los artistas emergentes. Ya antes había vivido una experiencia respecto a Internet, fue en la ocasión en que aparecí en los rankings con escritores muy importantes de Venezuela, y este hecho demuestra a cabalidad que Internet nos está impulsando, al punto de llevarnos a esas listas y compararnos con esos grandes personajes. En mi caso, de las listas que hablo son Classora y The Ranking, pero imagino que habrían muchas más en la red. Lo importante de esto es que se está midiendo tu presencia web, y no si tienes muchos libros publicados con editoriales tradicionales, y eso definitivamente juega a nuestro favor como escritores emergentes.
Quise contarles esta experiencia porque creo que es preciso que usemos el Internet como herramienta de promoción. Así que, si los medios tradicionales no han sido capaces de valorar tu trabajo, ponlo en Internet y ten paciencia, en algún momento encontrarás personas que les guste lo que haces y te dé buenos comentarios para seguir avanzando en el camino. ¡No desistas de tu arte! Menos en esta era digital, esta era donde “ya no existen fronteras”.
En vista de esta realidad, lo que menos espero es que alguien “en la vida real” (fuera de Internet) me reconozca como una escritora, que no sean mis amigos o familiares. Pues les voy a contar una anécdota, es una vivencia que tuve hace unos pocos meses atrás y que definitivamente me sorprendió mucho.
Recuerdo que esa tarde estaba en la sala, en casa de mi abuela, y tenía un libro que estaba leyendo. Estaba muy concentrada en mi lectura, cuando siento que me llaman por la ventana. Subo mi mirada y la dirijo hacia afuera, allí estaba de pie una persona que hacia poco tiempo había llegado de visita, un viejo conocido de unos familiares. Yo no conocía a esta persona, o no la reconocía porque me dijeron que él visitó frecuentemente la casa muchos años antes, por tanto, él me conoció cuando aún era una niña.
Atrajo mi atención la manera en cómo me llamó, porque me di cuenta que se le dificultaba decir mi nombre. Me quedé mirándolo y me pregunta: “¿Desde cuándo no escribes?”. Me tomó “fuera de base” (del argot del beisbol, desprevenida), y me extrañó mucho que una persona fuera de internet, y que yo no conocía, supiera de mis textos. Titubeé un poco, y le respondí: “Hace poco escribí algo...”. Inmediatamente le pregunté: “¿Has leído algo mío?”. Me respondió que sí, y luego me dijo: “Tú eres famosa en Internet... ¿Es que no te has buscado? Tú apareces en Internet...”. Yo no sabía qué decirle, realmente me tomó desprevenida. Luego me dio a entender que él había escuchado mi nombre antes, cuando descubrió que escribía, y que desde ese instante había asociado a esa escritora con la familia Yépez que él conocía. Luego se despidió de mí y se fue.
Realmente nunca pensé que pudiera vivir algo como eso. Repito: como escritora digital sólo espero que los lectores digitales me reconozcan, mas no que lo hagan fuera de internet. Sin embargo, la vida me ha demostrado que, efectivamente, fuera de internet se me reconoce como escritora y me sentí muy feliz en ese instante.
Yo creo que la moraleja de esta anécdota es: que no debemos subestimar el poder del Internet como la herramienta para los artistas emergentes. Ya antes había vivido una experiencia respecto a Internet, fue en la ocasión en que aparecí en los rankings con escritores muy importantes de Venezuela, y este hecho demuestra a cabalidad que Internet nos está impulsando, al punto de llevarnos a esas listas y compararnos con esos grandes personajes. En mi caso, de las listas que hablo son Classora y The Ranking, pero imagino que habrían muchas más en la red. Lo importante de esto es que se está midiendo tu presencia web, y no si tienes muchos libros publicados con editoriales tradicionales, y eso definitivamente juega a nuestro favor como escritores emergentes.
Quise contarles esta experiencia porque creo que es preciso que usemos el Internet como herramienta de promoción. Así que, si los medios tradicionales no han sido capaces de valorar tu trabajo, ponlo en Internet y ten paciencia, en algún momento encontrarás personas que les guste lo que haces y te dé buenos comentarios para seguir avanzando en el camino. ¡No desistas de tu arte! Menos en esta era digital, esta era donde “ya no existen fronteras”.
¡Adelante!
Waldylei
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